Los hallazgos documentados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias se realizaron utilizando una combinación de datos satelitales y tecnología láser para la elaboración de mapas de vegetación, junto a investigaciones en terreno.
“Es inmensa la tasa de destrucción de la selva”, dijo Greg Asner, ecologista tropical del Carnegie Institution for Science.
La minería ilegal ha aumentado un 400% entre 1999 y 2012, particularmente después de que el colapso financiero global condujera a un salto en el precio del oro, considerado un bien más duradero.
“Los precios del oro han ido en aumento en el tiempo, pero se incrementaron drásticamente en 2008 después de la recesión global”, dijo Asner a la agencia AFP. “Eso aceleró muchísimo esta fiebre del oro”.
Más de la mitad de todas las operaciones de minería que se llevan a cabo en la Amazonía son clandestinas.
Unos 70.000 mineros ilegales alimentan un desenfrenado mercado negro que involucra pequeñas operaciones auríferas individuales que trabajan para pagar las deudas contraídas con sus “señores del oro”, dijo Asner.
“Tienen que trabajar en las minas para saldar sus deudas. Esas obligaciones en su mayor parte están relacionadas con alimentos, recursos de subsistencia, y ahora eso es ahora un inmenso problema social”, agregó.
La extensión y la velocidad del daño que causan a los bosques van más allá de lo que el gobierno peruano y otras agencias no gubernamentales han informado hasta ahora, recalcó.
Antes de 2008, la tasa de pérdida de bosques por causa de la minería del oro era de 2.166 hectáreas por año.
Desde entonces, subió a una tasa de 6.145 hectáreas por año tras la crisis financiera mundial, según la investigación.
Los problemas asociados con la minería y la deforestación incluyen verter sedimentos en ríos, contaminación con mercurio que invade toda la cadena alimenticia, y el exceso de caza de animales salvajes.
El sistema Carnegie Landsat Analysis System - Lite (CLASlite) ayudó a detectar y localizar en mapas operaciones mineras de todas las dimensiones, mediante la utilización de algoritmos que detectan cambios de hasta de 10 metros cuadrados en la selva.
Los investigadores también utilizaron datos del Carnegie Airborne Observatory (CAO), que emplea una barrido con luz láser sobre el follaje de la vegetación para crear una imagen tridimensional.
“Hasta ahora, ha sido particularmente difícil obtener buena información sobre la minería ilegal para poder guiar una política sana y tomar decisiones relativas a las acciones que se deben realizar”, dijo el coautor Ernesto Ráez Luna, consejero principal del Ministerio de Medio Ambiente de Perú.
“Estamos utilizando este estudio para advertir a los peruanos del terrible impacto de la minería ilegal en uno de los enclaves de biodiversidad más importantes del mundo”, agregó. “Nadie debería comprar un gramo de este oro de la jungla. Hay que poner fin a esta minería”.
La Agence France-Presse contribuyó con este reportaje.